Aranbarri: Cuando jugaba con Goiko, parecía que yo estaba de vacaciones
El de Ondarroa fue profesional y coincidió con Iñaki en Newport
28/07/2011: Txomin Aranbarri está contento. Y es que va a ver jugar a su gran amigo Iñaki Goikoetxea, y además lo va a hacer en un frontón mítico como es el Gernika Jai Alai, donde se encuentra junto a su hijo, un adolescente que ha heredado de su padre la afición por la cesta. Posteriormente, ambos tendrán la oportunidad de charlar en persona con el propio Iñaki, pero antes, con una sonrisa en la boca, este ondarrutarra que se quedó a vivir en Estados Unidos por amor, nos cuenta cómo fueron sus años como puntista profesional y cómo es su actual día a día al otro lado del Atlántico.
¿Cómo fueron sus inicios en la cesta?
Yo empecé en un frontón pequeño de Ondarroa y en 1978 pasé a la escuela de Markina, donde estaba Andrés Gandiaga de monitor. En 1986 estaba listo para ir a América, pero la madre me dijo que esperara y que antes estudiara un poco de inglés, lo cual me vino muy bien y siempre se lo agradeceré. En 1987 ya marché a West Palm Beach, al de un año regresé a Euskadi, en 1988 fui a New Port, llegó la huelga y tras la misma estuve en activo hasta 2003.
Y entonces se retiró.
Tenía contrato para Dania, pero ya había nacido el hijo, empecé a trabajar y decidí quedarme en New Port.
Allí hará mucho frío.
Sí, pero es un lugar precioso, y para vivir, es perfecto. Es parecido a Donostia, pero más pequeño. Merece la pena visitarlo.
¿Cuál fue la primera imagen que usted se llevó al aterrizar en América?
Yo llegué con 17 años y allí era todo a lo grande, te lo tomabas como una aventura, pero también tenías un poco de miedo, porque estabas lejos de la familia y sufrías altibajos. No obstante, allí te mueves con los pelotaris y eso te ayuda a aclimatarte con rapidez, de hecho, la experiencia fue muy positiva y la volvería a repetir, ya que me sirvió para madurar. Lo peor fue la huelga, además, el nuestro fue el último Jai Alai que se reabrió y ahí estábamos todos, en la calle y tiritando de frío.
¿Por qué se quedó en Estados Unidos?
Porque me casé con una americana, pero mi corazón está en Euskadi y cada año vengo a visitar a la familia y a ver pelota. Se puede decir que los pelotaris somos hermanos y da igual que juegues a mano, a cesta, o que seas bueno o malo.
¿A qué se dedica en New Port?
Trabajo en una escuela privada como jefe de mantenimiento y me siento a gusto, aunque me quedó ese gusanillo de haberme retirado siendo joven y pensando que podía haber competido un par de temporadas más.
En esta ciudad, usted coincidió con Goikoetxea.
Así es, estuvimos dos temporadas juntos y posteriormente él marchó a Orlando. También coincidí con sus hermanos Luis e Igor, pero luego los tres acabaron en Miami.
¿Ya se notaba que Iñaki iba para figura?
Sí, él había venido de Milán y, aunque era muy joven, se veía que tenía un temple y unas facultades innatas para la cesta. A otros chavales les costaba aprender, pero Iñaki, en cuanto llegó, ya ofreció un gran rendimiento, compitió un par de veces abajo y enseguida le tuvieron que poner arriba, porque sino, no había dinero. Jugar con él era un placer, cubría mucha cancha y parecía que él era el que trabajaba y que yo estaba de vacaciones.
¿Cree que él también habría destacado en la época de Txikito y compañía?
Sin duda, de hecho, hubiera sido bonito verle contra él, contra Katxin y contra el resto de figuras.
¿Ya suele seguirle desde América?
Sí, yo en casa tengo Galeusca, el canal vasco por satélite, y allí suelen emitir varios partidos en diferido. Por Internet también suelo ver qué tal anda en Miami y nos comunicamos a través de Facebook.
Texto: Juan Luis Ibarretxe Marcos
Pie de foto: Txomin Aranbarri, con su hijo en Gernika